Los vecinos tratan de dar respuesta a la fuerte presión inmobiliaria debido a la inminente llegada de la nueva estación del AVE. Restan cuatro años, en estado de ocupación, para que el icono del barrio resurja con la suficiente fuerza como para paralizar el proceso de derribo. Será clave un proyecto social tan precario como efectivo. La sistematización, la planificación y la auto-construcción serán pilares fundamentales para la consecución de dicho objetivo. 
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